Nuestro cuerpo no tiene una verdadera esencia.
El último error básico consiste en creer que nuestro cuerpo posee una verdadera esencia. Sin embargo, si lo examinamos cuidadosamente veremos que es, únicamente, un cúmulo de átomos.
El espacio diáfano que existe en el cuerpo es más amplio que la superficie que se encuentra ocupada por átomos. Además estos átomos están en constante de movimiento.
Así, cuando buscamos una entidad sólida, inalterable, que llamamos "mi cuerpo" , no podemos encontrar ninguna. No existe fenómeno estático permanente que podamos identificar como nuestro cuerpo. También, y porque lo denominamos "mi cuerpo" es simplemete una acumulación de átomos en una formación particular, nuestro cuerpo no es una entidad inmanente. Ni es por si mismo atractivo o feo.
Esos cuatro falsos conceptos, -que el cuerpo es inalterable y nos procura felicidad duradera; que es intrínsecamente puro y posee una escencia real que se puede hallar- exageran las cualidades de nuestro cuerpo. Esta es la causa de que nos apeguemos a la idea de ser permanentemente jóvenes, sanos y bien parecidos. Tal apego hace que nos sintamos insatisfechos y ansiosos.
"Puedo dotar a mi vida de significado mejorando mi carácter, ayudando y contribuyendo al bien social. Mi cuerpo es el vehículo que me permite hacer esto; por tanto, debo mantener mi cuerpo sano y aseado no por mi propio deseo egoísta, sino para utilizarlo en beneficio de los demás."
No hay comentarios:
Publicar un comentario